Hola, hoy escribe el Webmaster. Soy Guillermo, a pedido del Coñeta les voy a contar lo que ha sido para mi conocer al Coñeta.
Aproximadamente un mes antes de que Antonio se embarque en esta aventura escuché, por parte del Luiti, quien era El Antonio y que era lo que quería hacer. Como aún no lo conocía, me lo pinté como a un atleta de la vida, parecido a los que me rodean a diario: escaladores, ciclistas, senderistas y todos los "dores e istas" que se les ocurran.
Me causó gracia conocerlo, gracia al cuadrado. Gracia porque él tiene arte y gracia porque yo tengo prejuicios. Honestamente, no me cuadraba una aventura así en un personaje que se podía clasificar como mucho de "Flamenquista".
Sin lograr quitar del todo esa mala idea me aventuré a ayudarlo, empujado por una cierta empatía hacía esa gente que se anima y se sale del molde de cuando en vez. Le ofrecí lo que tenía a mi alcance: ¿Querés hacer un blog para tu viaje? Pienso que le costó un poco convencerse de la utilidad, yo dudaba de ella también (tengo un blog desde hace años y no lo lee ni mi madre); sin embargo cuando puso el coco en modo "aro pisha" accedió y quedamos un par de veces para darle forma, ponerle fotos, armar el mapa y sobre todo explicarle al Coñetita como se usaba blogger (acá nos deberían aplaudir de pie, a él por aprender con un profesor con tan poca paciencia y a mi por ser ese idiota).
Llegó el día de partir. Seguía pensando que no llegaría Amsterdam, aunque para ese entonces ya pensaba que eso no tenía importancia; lo importante era echarse a andar sin más, el tener los huevos para hacer eso es motivo suficiente.
De ahí en adelante fué una alegría tras otra para mí. Ver diariamente el blog, saber por donde estaba, que estaba bien, preguntarme a veces porque pasaba tanto tiempo sin escribir, recibir una llamada de ayuda de vez en cuando, todo fue un placer. Sin embargo creo que lo más importante fué conocerlo, descubrir el arte que tiene, el don de gente, la habilidad para adaptarse al camino. Lo que a muchos parroquianos (desde Cadíz hasta Holanda) les tomó solo una noche descubrir, a mi me tomó casi cuatro meses de lectura constante.
Al final estamos a día de hoy, mes de agosto de 2012 en Cadíz. Estoy contento de estar tomándome una cervezita en el Flamenco con Antonio, ahora un amigo, deseando ambiguamente que no se vuelva a ir y que pronto me sorprenda con alguna otra aventura que me saque de aquí.
Un abrazo grande Antonio.
Guillermo
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